«Canta como un león, pero es el más salmón de la ciudad»

11 01 2013

Qué lindo volverme a sentar acá para escribir. Lástima esto de que ahora entren a leer, estaba mejor antes. Error mío.

El tema de hoy a tratar, es la falsedad. Después de la gente mentirosa, los falsos vienen segundos en la lista de gente que haría cagar de un tiro. Porque, de cierta forma, la falsedad va ligada a la mentira. Yo diría que son una especie de «primas hermanas» por llamarlas de alguna manera. Porque el tipo falso es ese que no se anima a mostrar lo que realmente siente, y actúa de forma diferente para hacer sentir a la gente cosas que, en realidad, no son así. Básicamente el falso es un mentiroso. Creo que podemos cerrar ahí la idea. Ahora, el punto es, ¿con qué necesidad? ¿Tan difícil es la realidad para algunos? Nadie va a morir por esto, todos los sabemos.

A veces creo que espero demasiado de las personas, y ese termina siendo un error mío. O espero que hagan lo que yo hago por ellos, y así me llevo grandes fiascos. Y no es que me la de ni en pedo de gran amigo, pero a veces siento que hago demasiado por el otro. Tampoco crean que lo que hago es para recibir algo a cambio. Ni en pedo. 

Ahora el problema está cuando esa falsedad, ligado a otras cosas, empiezan a joder los huevos al resto. El quilombo está en que el falso siempre quiere quedar bien parado. Y ese es su único fin. Su culo limpito. Siempre. Sin importar nada, absolutamente nada. Y ahí es cuando se empieza a joder al resto. Pasa que siempre, el falso va a estar abalado. Por uno, por otro, pero siempre alguno lo va a bancar. Y eso, eso si que me da lástima. «Callen lo que callen los demás» 

 

 





«Ya sufriste cosas mejores que estas»

9 01 2013

No, claramente no. Pero bueno, quizás es una forma de consuelo, de tratar de pensar que esta vez no fue la peor. Nunca, estoy seguro, me pasó algo así con alguien. A veces me planteo si era con vos con quien me tenía que pasar. No, es la respuesta. No si yo hubiese sabido separar las cosas. De todas formas, podría arriesgarme a decir que es el veneno más bonito, con sabor a amor amargo, por supuesto.

«Preso de tu ilusión vas a bailar, a bailar bailar». Y sí, bailé. Bailé una coreografía que no existía, o mejor dicho, sólo era verídica en mi cabeza. Producto de la puta ilusión. Una coreografía sin principio ni final. No existía sino en mi. Obviamente esta persona ni cuenta se daba de todo lo que yo hacía. Ni de lo que sigo haciendo. Y no hablo a futuro porque espero superar todo esto. Espero.

El problema está en que me dice hola y estoy revolcándome en el piso. No hace falta que les comente lo que me pasa cuando me sonríe. Mucho menos cuando me dice «te quiero». Me deja pelotudo. Es equivalente a una buena trompada, me da vuelta todo. Absolutamente todo.

«Alguna vez, quizás, se te va la mano y las llamas en penas invaden tu cuerpo». Miles de veces, no una, miles. Pero ya me acostumbré, ya estoy tratando de aceptarlo. Lo que no supero es verla tan cerca y tan lejos a la vez. Eso es, quizás, lo que más me hace mierda. Porque si no hubiese palabra de por medio, otra sería la historia. 

«Con ella, soy rico gratis». 





«Salando las heridas, jodiste a todo cristo y más»

7 01 2013

(Antes de leer es recomendación de quién escribe acompañar estas líneas con el tema «Salando las heridas» de Patricio rey y sus redonditos de ricota.)

Que feas son las decepciones. O peor, que feo creer conocer a alguien y después darte cuenta de qué es realmente. Pero bueno, todo sirve de experiencia. Así vamos descubriendo que hay grandes mierdas donde menos nos los esperamos. Y sí, soretes hay en todos lados, está en nosotros descubrirlos. Es bueno darse cuenta a tiempo que la persona por la que uno podría poner las manos en el fuego, te puede meter un dedo en el culo. O varios.

«Ya no esperás que te jueguen limpio nunca más». Y, la verdad que a esta altura del partido, no. Más si ya pasaron tantas cosas, si se encargó de embarrar y cagar todo. Solito solo. Qué feo debe ser hacer de tu estilo de vida una mentira, pobre gente la que elige vivir así. Porque como dije hace unos días, la mentira es de cobarde. De cagón. El que miente no tiene huevos para afrontar las cosas. NO TIENE HUEVOS, que quede bien claro.

Por otro lado es doloroso, yo diría una mezcla de dolor y bronca. Duele tener que correrse de algo cuando el del problema es otro. O, mejor dicho, cuando el problema es generado por otra persona. Más duele cuando uno es el que introduce a esta persona con falta de huevos en un grupo de gente y termina siendo el garca el que se queda y el boludo el que se corre. Pero bueno, hay que aprender que a veces es preferible alejarse para dejar de pasarla como el ojete. Más por una persona que no vale la pena.

«El cafe con tu suerte se enfría en mi mesa fría». Ya está. Por lo menos de mi parte, no hay más nada. Más si una persona prioriza una leve aventura la cual carece de futuro antes que una amistad. Y no me extiendo más, porque es para cagadas. Pero, volviendo al tema central de este párrafo, se acabó de mi parte. Ya no quiero más. Implique lo que implique. Así me tenga que alejar porque esta pobre persona no es capaz ni de darse cuenta de que realmente es quien se tiene que hacer a un lado, lo voy a hacer.

«Tu lengua se derrite, en modas de la rabia de hoy». Y sí, ¿qué vas a hacer sino? Ahora seguro el del problema soy yo. Es increíble, hay gente para todo en esta vida. Tirar mierda, siempre para otro lado tratando de no marcharse. Y, si por esas casualidades de la vida se mancha, obviamente lo primero que va a hacer es LAVARSE LAS MANOS, como todo cagón.

«APUNTAMOS A TU NARIZ, HUNDIMOS TUS PÓMULOS Y VOS RESPLANDÍAS. NO TE QUEDÓ SUEÑO POR VENGAR, Y YA NO ESPERÁS, QUE TE JUEGUEN LIMPIO NUNCA MÁS»

«Quedate con el vuelto, mula de la enfermedad. Pobrete que sos tropa de la guita y chimpancé. Quedate esta petaca, con saliva y nada más. Mordiéndote la lengua, por poco me engañás. Sentís la mosca joder detrás de la oreja y chupás la fruta sin poder morderla.»

Lo que aquí se relata es pura ficción. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.





«Yo te saqué, un día de allí y me encadené»

5 01 2013

Diez meses, bueno, en realidad casi diez meses. No sé hace cuánto empezó todo esto. Lo que sí sé es que hace diez meses, volví a equivocarme. Y digo equivocarme porque fui yo el boludo que se enganchó. Fui yo el que generó momentos y situaciones que no tendrían ni que haber existido. Pero bueno, tengo un magisterio en hacer cagadas. Tampoco voy a negar que todas esas situaciones fueron geniales, no completas, pero las disfruté mucho. Quizás esté todo muy confuso. Perdón. Voy a tratar de aclararlo: hasta hace diez meses creía que encontraba sólo amistad. Obviamente me equivoqué, no era sólo amistad. Me da cosa decirlo, pero creo estar enamorado. Hasta las pelotas, diría yo. Y quería aprovechar este medio, que siempre usé para huevadas para hoy hacer el descargo. No puedo más. Cada vez me cuesta más controlarme, posta. Es imposible describir en palabras lo que yo siento. Quizás, si me diese la oportunidad, con echos o actos podría demostrarlo mejor. Pero no viene al caso. El tema es que no me puedo ni quiero alejar. Me cuesta, muchísimo.    Necesito estar cerca, compartir momentos. Necesito todo eso y mucho más. Pero bueno, a veces no queda otra que conformarse con lo que hay. Sí, ya sé que es de mediocre, pero en este caso no hay otra alternativa. O si, y no quiero hacerla. Porque alejarse de una persona a la que querés tanto cuesta, y muchísimo. O por lo menos, a mi no se me hace nada fácil.

Lo peor de todo esto, es que esta persona está «saliendo» con otra. Y sí, el boludo que les escribe, y aunque no lo crean, ayuda para que la relación fluya lo mejor posible (¿ahora me creen cuando les digo que soy un boludo?). Quizás sea por eso que mi psicólogo me decía que era un masoquista… Pero bueno, el caso es que no aguanto más. No aguanto conformarme con la mirada. O un abrazo. O una puta sonrisa. Me está haciendo mierda, potente. «Si no hay amor, que no haya nada entonces alma mía, no vas a regatear». Y creo que debería apostar a eso. La amistad deja de existir cuando uno de los dos pasa a sentir algo más, así que debería cortar todo. Debería, bien utilizado el tiempo verbal. Porque si todavía no les quedó claro, no pienso hacerlo.

Esto también me sirvió para darme cuenta cuan poco me quiero a mi. Esta persona me ha mentido tanto, pero tanto que si no estuviera tan hasta las pelotas ya la hubiese mandado a la re calcadísima concha de su re putísima madre. Pero bueno, soy un boludo. Sí, me cuesta.

Estoy cansado, sólo eso. Estoy cansado de no poder alejarme. Estoy cansado de ser yo quien me haya vuelto a equivocar otra vez. Estoy cansado de tener que conformarme con tan poco. Estoy cansado de todo esto. No puedo más. Necesitaba poner en palabras todo esto. Me descarga mucho. Aunque no les voy a negar que todavía tengo una sensación de mierda en el cuerpo.

pd: si leíste esto, no podés preguntar de quién hablo. Abrazo grande.





Boludos es poco…

15 12 2012

A veces me sorprende, realmente, lo estúpidos que somos. Y lo peor de todo es que creemos que somos los mejores y que nos las sabemos todas. Todo lo contrario. Somos una máquina constante de hacer cagadas y, como todo ser humano, la gran mayoría lo niega. O peor, festeja las cagadas como grandes logros.

Un gran error, es que creemos que con las palabras podemos arreglar las cosas, y no muchachos, las cosas se solucionan con los actos. Dejémonos de joder. No por nada el refrán dice «las palabras se las lleva el viento». Pero, todos creemos que con un simple «perdón» podemos solucionar todo. Tan estúpido como real.

También podemos hablar de esta gran característica que casi todos tenemos (y digo tenemos porque sería hipócrita decir que no la comparto): los prejuicios. ¿Habrá cosa más estúpida que esta? Creo que la respuesta es no. Pero se condice con lo que decía antes de que nos las sabemos todas, y por eso podemos afirmar (sin conocer a una persona) qué música escucha, si es homosexual o heterosexual, si es chorro, y así in eternum.

Y voy a dedicarle el párrafo final de esto a algo que nunca entendí y creo nunca lo voy a hacer: la falsedad. He escuchado que lo relacionan con «quedar bien» o «ser amable». Yo lo relacionaría con «ser pelotudo» o «no ser fiel a tus pensamientos». Mucha gente (y esta vez, por suerte, no me incluyo) putea, maldice y habla mierda de otras personas, y sin embargo, si por esas casualidades de la vida se lo cruza caminando por la calle uno escucha lo siguiente: «¡¡¡Hey!!! ¿Cómo andás tanto tiempo? ¿Todo bien?». Todo esto mientras se abrazan, obvio. Y ni hablar de los cumpleaños, las reuniones familiares o las fiestas de fin de año. Esos eventos son la representación de la falsedad en su grado máximo.