De viejos desperdicios hay un toco

7 07 2013

Prendés la televisión y anuncian alerta meteorológico. Vos, valiente (o inconsciente) salís a la calle sin abrigo, sin nada que cubrirte. Tratando de escapar del abismo feroz, corrés en direcciones desconocidas.
Comienza a nublarse el cielo, los truenos llenan el vacío del silencio. Tu dolor profundo lo completa. Un granizo empieza a brillar por tus ojos y vos, casi que aceptando la situación, te cubrís con un viejo diario. La lluvia ya es el principal personaje de la novela y vos, corriendo a la deriva, perdés el rastro.
Sin poder escapar, con la ropa impregnada al cuerpo, crees asumir esa cruel realidad. La desilusión te consume. El camino al error parece inevitable. Intentás prender un cigarro, pero ni eso logra salvarte.
Así, acudís a tu única salvación: un simple adiós plasmado en un dolor eterno. El sabor de la derrota, de haber desafiado a lo claro, de creer que tu confianza podría salvarte.
Y allí, tan feliz como siempre, yace el diablo sonriendo.


Acciones

Information

Deja un comentario